Stephen Covey fue
el psicólogo del management que de una forma más entendible ha conceptualizado
el por qué algunas empresas y empresarios van más lejos que los demás. A pesar
de que el título de su obra principal “Los siete hábitos de la gente altamente
efectiva” haya sido motivo de chirigota desde los Simpsons a Charlie Hebdó, en
su contenido podemos seguir encontrando conceptos de aplicación en cualquier
situación. Dos de sus argumentos son de capital importancia, en la encrucijada
en la que se encuentra el sector de la fruta dulce. La focalización en los círculos de influencia y la proactividad.
Fruticultores,
empresas comercializadoras -tanto cooperativas como privadas- y el sector como
Clúster tenemos distintos círculos de
influencia. Es decir, aquello en lo
que debemos centrar nuestros esfuerzos por que está en nuestra mano resolver y
aquello fuera del círculo en lo que por mucho que nos preocupemos no podremos
incidir.
Los fruticultores
debemos preocuparnos de cultivar y recolectar con el mayor grado de excelencia,
elegir el sistema de comercialización que estimemos más oportuno, exigiendo la
mejor gestión a nuestras comercializadoras y dotar de los medios necesarios y
la fuerza suficiente a nuestra representación sindical y sectorial. Aquí deben concentrarse nuestros esfuerzos.
Es nuestro círculo de Influencia y ejerciéndola apoderamos a los siguientes
niveles cuyos círculos de influencia son más amplios.
Es innegable el
buen trabajo de unos agricultores que han innovado varietalmente, mejorado la
eficiencia de riegos y energía, asumido los principios de la Producción
Integrada y obtenido las certificaciones de Buenas Prácticas Agrícolas como
GlobalGAP que han conducido a una reducción extraordinaria del uso de
pesticidas. También está fuera de duda
el compromiso de los productores con sus comercializadores interviniendo
activamente en las Asambleas Cooperativas o en los Consejos de la Sociedades
Agrarias de Transformación.
Queda como último
paso pendiente el reforzamiento de la esfera sectorial dando más apoyo a los
Sindicatos y a Afrucat como organización empresarial.
El circulo de
influencia de las empresas comercializadoras –y donde debemos centrar nuestros
esfuerzos- va desde la correcta recepción, clasificación y enfriamiento de los
lotes recibidos, la adecuada dotación de medios, la confección al mejor coste
posible, la más eficiente acción comercial y una afortunada lectura del
mercado. También la orientación de nuestros agricultores con el foco puesto en
las nuevas necesidades del consumidor. También está dentro de nuestra esfera de
influencia, dotar de la fuerza y los medios necesarios a nuestra organización
sectorial para que de una vez, obtenga la capacidad de Extensión de Norma que
nos obligará a todos en circunstancias de crisis.
También es bueno
reconocer que las empresas han proyectado buenas estrategias de desarrollo y
adaptación que desde rediseñar su imagen corporativa, a desarrollar nuevas
zonas de cultivo, absorber comercializadoras de productos que complementen las
gamas y épocas de trabajo o buscar nuevos mercados, inciden dentro de su círculo de influencia
mejorando la propia posición ante ese futuro incierto. Así mismo, la fusión de
Asofruit y Catalonia Qualitat con la creación de Afrucat supuso un avance
inteligente hacia el objetivo de una representación sectorial más potente.
Grandes dosis de generosidad y visión de futuro fueron desplegadas al servicio
de todo el sector por quienes consiguieron gestar, concretar y desarrollar la
asociación.
Como empresarios
o directivos está fuera de nuestro alcance fijar el precio de mercado ni
siquiera realizar acciones que lo condicionen significativamente al alza. Así
que, como decía recientemente el Presidente de una de las empresas importantes
del sector en La Llotja hace unos días, tendremos que seguir siendo “pillos”
para que el resultado de nuestras empresas sea algo mejor que la media. Ello no
es incompatible con dotar a Afrucat del apoyo y los medios para que ensanche su
círculo y fortalezca su influencia.
El círculo de
influencia de las asociaciones sectoriales depende esencialmente del apoyo real
de los estratos subyacentes. A nadie se le escapa que Europa empezó a mover
ficha el año pasado cuando los franceses empezaron a tumbar camiones. No apruebo sus métodos violentos pero es
necesario reconocer la mayor implicación de agricultores y comerciantes franceses
en sus instituciones de representación sectorial y por ello la mayor influencia
de estas.
Y aunque todavía
muchos factores que afectan al mercado, están fuera del círculo de influencia de
las organizaciones sectoriales, algunas acciones correctivas sí pueden ser
acometidas y solamente pueden serlo por el sector en su conjunto. Como la
creación del fondo para retirada con los avales del sector que a riesgo de ser
pesado, insisto una vez más, sería probablemente la herramienta de más rápida
implantación.
Necesitamos ahora
pues reconocer la necesidad, interiorizar y actuar para dar la fuerza y medios
necesarios a nuestra organización sectorial para que pueda ejercer su creciente
influencia en esas áreas externas a los círculos de los productores y empresas
de comercialización, culminando con su
capacidad de Extensión de Norma.
El otro concepto,
el fundamental para Stephen Covey, es el de la Proactividad, que no es otra cosa que actuar en vez de esperar que
las cosas sucedan solas.
En el sector de la fruta, la gran cantidad de
factores ciertamente incontrolables como la meteorología, los cuajes o la
capacidad de gasto de las familias que afectan a nuestros mercados por un lado,
la percepción resignada de que somos poco capaces de actuar coordinadamente
como sector y quizás la realidad estadística de que no hay dos campañas iguales,
nos hacen poco proactivos en el nivel de la acción sectorial. Veinticinco años
de Normas Comunitarias –benditas sean- tampoco incentivan nuestra proactividad.
Pero lo bueno no
sólo sucede por casualidad sino sobre todo cuando nos empeñamos en ello.
Cuando decimos
que “Seguro que la campaña que viene será mejor” expresamos una actitud menos
proactiva de la necesaria para que ésta lo sea de verdad. Es tiempo de actuar.
En el campo, en las centrales y como sector desde nuestra organización
sectorial. Con el apoyo de los fruticultores, de las cooperativas, de los
comerciantes y de los sindicatos.